viernes, 23 de septiembre de 2011

Mis tres cielos (relato original)


Hoy os quiero enseñar un relato que escribí para un concurso que se realiza cada año en mi instituto. No gané xD, no hay segundo puesto, pero me dijeron que si lo hubiera yo lo habría ganado (siempre segundona D:) .
Quiero saber vuestra opinión sobre el, para ver en que fallé y así poder mejorar como escritora para el próximo concurso ^^ .


MIS TRES CIELOS

Me acerqué y observé el cielo a través de mi ventana. Estuve parada unos minutos contemplando el dulce movimiento de las nubes. Miré aquella antigua casa que estaba en frente de mí, hacía un año que la estaban remodelando, y tras muchas obras, estaba deslumbrante. Acerté a ver entonces que desde la ventana del último piso, un chico de mi edad (debía tener unos quince), me miraba divertido. Aparté la vista avergonzada, y cuando me disponía a cerrar la ventana, el chico había desaparecido, pero a los pocos segundos reapareció mostrándome un papel:

“Hola, soy Sam, tu nuevo vecino. Siento haber sido tan brusco al mirarte de ese modo.”

Me detuve un instante sin saber qué hacer, pero después me acerqué hacia el escritorio y cogí unos papeles:

“Hola, soy Noah, ¿así que tu familia es la causante de las horribles obras? Jajá.”

Escribí vagamente al principio, pero poco a poco fue transcurriendo la tarde y seguíamos comunicando mediante notas. Me contó que provenía de una gran ciudad, pero su familia buscaba un lugar más apacible donde vivir, por lo que se mudó.                                           
También me enteré de que asistiría a mi instituto, de hecho, coincidiríamos en la misma clase.

Hablamos de esto y de lo otro también, sobre músicas, amigos, viajes y algún que otro sueño. A la noche, instalamos una cesta que pendía del tendedero mediante la cual intercambiábamos libros, comida e incluso fotos de la infancia.

El día siguiente lo vi sentado en una solitaria mesa al fondo de la clase. Me acerqué a él para charlar, pero para mi asombro, me ignoró completamente. Ese hecho estuvo rondando por mi cabeza toda la mañana, pero finalmente, terminé por ignorarlo.

Esa misma tarde, cuando salía de la academia de inglés, me lo topé.                                                   
  
- << Por su bien que me pida disculpas >> - pensé, algo molesta.

   - Hola, – susurró  - esto… perdona por lo de esta mañana, no ha sido mi intención, pero     estaba nervioso, ayer solo hablamos con papelitos… y… - dijo con inseguridad.

   - No pasa nada, – le respondí – ¿vienes a dar un paseo?, tengo algo de tiempo… - le ofrecí.

Pasamos juntos toda la tarde, paseando por el parque, riendo, hablando…  Fue fantástico. Esa tarde me pidió que saliera con él, propuesta a la que por supuesto acepté.

Pasaron dos meses, en ese punto, me preguntó:
   

- ¿Qué significo para ti? – él quería que fuera sincera, pues argumentaba que era inútil seguir saliendo sino sabía ni responder a esa sencilla pregunta.

Ese día le conté que me debían operar de un pequeño tumor, no era grave, según los médicos no había riesgo alguno.

Cuando llegó el día de la operación, antes de marcharme al hospital, deposité en la cesta del tendedero una nota dirigida a Sam:

“Hace tiempo me paraba a observar a través de mi ventana el trocito de cielo que desde allí se ve. Ahora, te miro a ti, porque tú eres uno de mis dos trocitos; eso es lo que significas exactamente para mí.”

Aquel día, morí. Fue inevitable, tuve una fuerte hemorragia, los médicos no pudieron hacer nada para salvarme.

El día de mi funeral, pude oír como mi madre le susurraba a Sam en el oído:
   
- Tú te enamoraste por primera vez, ella para siempre. – acto seguido ella rompió a llorar en los brazos de Sam, y este segundos más tarde dejó caer una lágrimas tan brillantes como el hielo.

<< Ahora, treinta años después de mi muerte, me hallo aquí escribiendo esto, en mi tercer trocito de cielo (en el cual vivo, soy una alma, bueno, ya lo entenderéis cuando muráis).

Miro como Sam se ha convertido en un fabuloso hombre, con un buen trabajo, dos hijos que lo adoran, y una maravillosa mujer. Siguen viviendo en la misma casa, cuando los padres de Sam se mudaron, él la remodeló de nuevo, no pudo separarse de mi recuerdo. Me encanta observar cuan felices son. Ahora que me doy cuenta… ¡La nota sigue en la cesta!.. Él no se ha olvidado de mí. Siempre tan amable y considerado.

Luego ahora puedo decir, que tengo tres preciosos trocitos de cielo; el que observaba  desde mi ventana, en el que estoy sentada, y mi primer y último amor, él. Sam. >>

(Derechos de autor: Marta Martínez)


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